
Acá algunas otras, de otras modelos que vienen en el mismo especial.


Mírame enfermo y preocupado en vano,
Creía necesitar un teratologo,
Cuando alarmado vi mi ser reflejado,
Ya no era un hombre
Era todo corazón, con piernas y manos,
Creía necesitar un cardiólogo,
Cuando sentí el dolor del amor desalmado,
Y ahora que el tiempo ha avanzado,
Me doy cuenta de que solo necesito:
Una mujer con aguja e hilo en mano,
Dispuesta a unir este corazón destrozado…
Había salido de la casa con el tedio de saber que en pocos minutos estaría en la escuela, mientras bajaba las escaleras de mi casa sentía que algo sería diferente ese día. Pateando la basura hacia la avenida caminaba, y me detenía en la esquina de la calle que desembocaba en esta, que es una de las miles de paradas no oficiales para todos los microbuseros de esta ciudad. Le hice la parada a un microbús común y corriente, más corriente que común pero al fin de cuentas cumpliría su cometido, transportarme a mi destino. Me introduje a la unidad, sin prestarle mucha atención al cacharpo pague mi pasaje y al momento de voltear fue cuando me percate de su presencia, la del conductor del microbús, ese ser tan importante, como un payaso en un circo, como una hoja en un árbol, como una ubre en una vaca, mmm, creo que me mal viaje un poco. Volvamos al punto importante, cuando me di la vuelta vi a Sin Ojo (Me pidió que ocultara su personalidad, y no le puedes negar a nadie ese derecho, sobre todo cuando te amenaza con bat en mano, además es menos ofensivo que decirle tuerto y por aquí somos políticamente correctos).
Un hombre de piel morena como buen mexicano, con la barba desaliñada como le gusta a las nenas, la camisa sucia como la portan los hombres que en verdad son hombres chingau, de su hedor bucal me percate cuando dijo – La bajada es por detrás – y este, me refiero al aliento, me indicaba que no era un ser superficial, no, no, no, Sin Ojo no podría ser así, a el no le importan las apariencias, pero lo que desde el principio capto mi atención fue la ausencia de uno de sus ojos, el derecho. Me dije, “carajo le puede hacer falta todo menos la vista, será mejor bajarme”, pero en ese momento sentí que iba a discriminarlo y tal vez me podría demandar, y no, no deseaba vérmelas con la ley.
Me dirigí a mi asiento, que siempre lo ubico hasta el fondo. Y me senté por primera vez ansioso de llegar a mi destino, no había transcurrido ni 5 minutos cuando su cacharpo estaba mentándosela a otro, que para hacer practica la cosa lo llamaremos microbucerdo, y en eso comenzó la emulación de la formula uno en plena avenida central, algo bizarro por que podrían aprender mucho de ellos los que hacen esos eventos deportivos, cada microbusero trae un cobrador apoyándolo y gritando al contrario, si eso lo cambian por bellas modelos en la formula uno, seguro captan mi atención. Este evento siguió elevando su nivel competitivo, con el lanzamiento de monedas de 50 centavos, si como lanzamiento de bala o disco, pero con monedas de bajo valor. Cuando el ayudante de Sin Ojo por fin atino al parabrisas del otro los ánimos se encendieron, y el otro prestador de servicio de transporte acelero para rebasar, pero para su desgracia estaba ahí un semáforo, y ambos se emparejaron, la unidad de Sin Ojo a la izquierda del otro. El cacharpo de Sin Ojo se armo de valor y metió las manos por la ventanilla de microbucerdo y lo comenzó a ahorcar, el semáforo se puso en verde y ante nuestra sorpresa Sin Ojo arranco su unidad, no se había percatado que su ayudante estaba estrangulando a microbucerdo, y lo había dejado colgado. Este estaba sin pisar el suelo, por que para colmo de males era chaparro, y del cuello del conductor de la otra unidad se mantenía sin los pies en concreto. En el momento no sabíamos si asustarnos o reírnos ante tal escena, Sin Ojo, se bajo a recoger a su amigo, bueno más bien a descolgar, y le mentó su madre al ahorcado, subió a su unidad triunfante, mientras microbucerdo como buen perdedor mantenía distancia.
Faltaba poco para llegar a mi escuela y Sin Ojo seguía molesto, cuando toque el timbre para bajar apenas detuvo la marcha del micro, y yo tenia que bajar por que iba retrasado para la clase, así que cual Romel Pacheco me eche un clavado al concreto, y caí de mala manera. Un tipo se acerco a lenvantarme, y me dijo – Me corto un huevo, si ese no era Sin Ojo – ante el morbo, le dije que no era él, pero no se preocupen este chavo esta bien, ahora esta de gira como castrato para una compañía opera importante.
De Sin Ojo, pues he sabido muchas cosas, por ahí se rumora que es como el mil usos, me parece que ahora vende tortas, por Oceanía, al menos eso se rumora y también se dice que la carne no es de res, no, no, no, la carne es la que guardo de los múltiples accidentes accidentosos de sus ayudantes. Y no solo eso, el atiende en Oceanía, pero ha abierto múltiples sucursales por todo el DFctuoso hijos, así que cuídense, no vallan a comer una torta a la cubana de un cacharpo de… SIN OJO, muajajajajajaja, muaajajajajajajajaaa, cof, cof, pinchis tortas cof cof están del nabo caon, casi me ahogo con un pedazo de carne, te dije cortarás la carne en trozos más delgados.
Con motivo del final de la "Liga Fantástica del Congal", saque de mi baúl este pequeño cuento, espero sea de su agrado. Si no es así, de igual manera espero dejen sus comentarios al respecto.
Siento un dolor indescriptible avanzar por mi cuerpo, los colmillos me laceran, deforman mi espacio. Me doy cuenta de que este es el final, solo tengo la fuerza suficiente para aferrarme a mis recuerdos…
Desde el principio fue fácil, llame la atención de personajes importantes, que pronto vinieron a verme y les basto observarme unos momentos para integrarme a uno de los mejores equipos de la liga nacional. No pasó mucho tiempo de mi primer entrenamiento a mi aparición en un partido de primera división, los recuerdos son un poco difusos, por la velocidad con la que se dieron los acontecimientos, pero la sensación es inolvidable, ese placer – abatimiento que recorría mi cuerpo ansioso de jugar, el estadio era como una fortaleza estática que resguardaba a todo aquel que ha vuelto al fútbol más que una simple pasión, una forma de vida, aficionados exaltados por ver a sus héroes vencer a esos prosélitos de lo incorrecto, claro esta que mi identidad era la correcta, todos ellos me esperaban sin aún haberme visto alguna vez, esperaban que les permitiera tocar la gloria por lo menos unos momentos, y así se dio, sería magia, sería el destino, pudo ser el propio fútbol el que quisiera verme forjar una historia en sus nobles paginas. Poco tiempo después de haber iniciado el partido uno de mis compañeros salio del terreno de juego por no estar en forma, ahí sucedió, voltearon a verme, y sentí esa descarga casi eléctrica en mi ser, fue mi oportunidad de saltar a la cancha, no los defraude, termine festejando en la red una anotación, y fui cargado en brazos hasta la media cancha, más esa tarde me tenía más satisfacciones, pues en una jugada totalmente aérea que inicio desde la media cancha, acelere los impulsos cerebrales que causan la satisfacción entre todos los espectadores al concluir en una anotación más, recibía besos por el segundo gol, decidieron que era suficiente para un día y salí del partido, en el ambiente se percibía la satisfacción, habían visto todos el comienzo de una vertiginosa carrera rumbo al éxito.
El equipo, los viajes, los halagos, las amistades, los admiradores, todo me agradaba por ser parte del deporte que más amo. Mí participación en la cancha era indudable sin mi no se podía jugar, pues me había convertido en la esencia del juego. Siempre era reconfortable encontrar admiradores, hacerse de nuevas amistades, hablar con aduladores, era el sentido de mí existir, parecía que estaba completo, como nunca en mi vida había estado.
Pero, siempre hay un pero, y el mío surgió una mañana cualquiera de entrenamiento, empecé a sentir que el juego no me satisfacía, necesitaba algo pero desconocía que era, así que preferí ignorar mis sentimientos. Y en el momento en que no tome en cuenta al corazón, el fútbol me desconoció, pues los goles fueron dejando de liberar emociones en mi ser, el estadio era una simple construcción a donde asistía como autómata, percibía el olor de la cancha, el hedor del pasto, pero no la otra emanación, ese que se libera cuando el fanático apoya a su equipo, el aroma de la frustración , de la alegría, la angustia, la adrenalina, del acierto, del error, el de un gol, el del niño de trece años que llora cuando ve a su equipo perder una final, el que a los once festeja el campeonato, la fragancia del fútbol. Esa esencia se perdía, se apagaba la flama que algún tiempo pareció incandescente.
Me preocupaba perder una parte de mí, así que decidí buscar lo que fuera que me hiciera falta. No asistí a varios entrenamientos, vagaba por las calles de la ciudad en busca de algo que no conocía, la angustia aumentaba conforme los días pasaban y no había mejoría. Llego el momento en que sentí que debía regresar, no como una necesidad más bien para cumplir mi compromiso con el equipo, y como no encontraba respuestas decidí hacerlo. Pero cuando tome la decisión era demasiado tarde, mi equipo era importante y no se podía dar el lujo de tener una vacante, ya otro ocupaba mi lugar, mi indisciplina había cobrado una factura muy elevada, y solo me embargaba la gran frustración de perder todo por nada.
Estaba en la calle, sin encontrar el camino de mi existir, deprimido por lo acontecido, la visión gris invadía mi corazón lleno de arena. Mientras daba vueltas por los suburbios, observe a unos niños jugando fútbol con un bote de refresco desechable, parecían divertirse con su bizarro esférico, cansado de observarlos, trate de llamar su atención discretamente para unirme a ellos, pero mi moderación fue tal que no me observaron y tuve que ser más obvio en mis intenciones, me observaron emocionados por un momento, pero después comenzamos el mejor partido de mi vida, mientras jugaba los colores fluían de su escondite, se presentaba ante mis ojos, el olor del fútbol era más intenso que nunca, mis sentidos se agudizaban, la vida regresaba a mi, y no era para menos esos niños jugaban sin mayor compromiso que el de divertirse, no había colores que defender, no existían posiciones ya que por momentos no había ni portero, tenía ganas que esa cascarita nunca acabará aunque me lastimaba jugar sobre el concreto, pero aunque parezca que los niños no tienen responsabilidades, las tienen y pueden ser más estresantes en ocasiones que las de los propios adultos, si un adulto llega tarde al trabajo corre el riesgo de que lo corran y como consecuencia tendrá que buscar un nuevo trabajo, si un niño llega tarde a su casa corre el riesgo de que lo amonesten severamente, y sin la posibilidad de buscar unos nuevos padres. Así que el partido llego a su fin y comenzó la discusión sobre en que casa debería ir a descansar y una vez tomada la decisión, avanzamos jugando por las calles sin medir el peligro. Llegando a este momento, uno de ellos me empujo sin malicia y caí, mientras permanecía en el suelo esperando a que me ayudaran a levantar observe sus caritas en pánico…
Siento un dolor indescriptible avanzar por mi cuerpo, los colmillos me laceran, deforman mi espacio. Me doy cuenta de que este es el final, solo tengo la fuerza suficiente para aferrarme a mis recuerdos, el dolor es insoportable pero se equilibra con el orgullo que siente de haber sido hecho para esto, fui hecho para esto, sí, un balón hecho para el fútbol…
Hoy regreso al pasado,
el presente ya no existe,
el futuro se difumino,
acompañame a este mal viaje,
que no hace más que dañar mi razón
y perturbar mi corazón
Manos caminando,
torso revolcado,
sigue el camino del ombligo desangrado,
mira perturbado,
el rastro de un hombre que se ha desvocado,
no te acerques...
Solo reconoce degustando,
las piernas de quien se le esta acercando,
no siento lastima,
no la sientas,
el no lo ha buscado,
pero tuvo oportunidad de abortarlo,
no lo mires demasiado
ó
te daras cuenta
en que te haz transformado.
Ya más o menos tengo idea de que me quería decir el subconsciente con este sueño, pero sería un ejercicio interesante saber que opinan al respecto. Ya he tomado cartas en el asunto, y ya no fumo peyote, se les agradecen los commets muchachos...